Moverse de casa es esencialmente un cambio. Uno se cambia de casa y cambia, inevitablemente, en el proceso. Construir mi casa ha tomado tiempo, más tiempo de lo que inicialmente anticipé. No se si eso implique que por lo tanto yo he debido de haber cambiado más durante este largo proceso. Lo que sí se es que al entrar por primera vez a mi casa, justo en ese momento en donde estas a punto de iniciar el proceso de mudarte me lleno de emoción pero también me sentí por un instante paralizado. El espacio, de cierta manera, así, vacío, sin mis cosas, sin mi habiéndolo habitado, me parece extraño, ajeno. No se siente como mi casa aun.
¿Cómo empezar a instalarte en tu nuevo espacio? ¿Cómo comienzas a hacer ese espacio tuyo? ¿Cómo comienzas a habitar tu espacio?
Empiezo con literalmente mudarme; Empiezo moviendo muebles, los muebles grandes: mi cama, mi mesa de comedor y mi escritorio. Estos muebles son las anclas. Alrededor de ellos ocurre mi cotidianidad: Dormir, comer, escribir y dibujar. La barra e isla de la cocina son muebles fijos, ya están en su lugar desde el inicio. No muevo mucho más. Saco únicamente un par de platos, vasos, cubiertos, un sartén, un cuchillo y una tabla de corte. Hago mi cama, por primera vez. Acerco una silla a la mesa del comedor y otra al escritorio. Pienso prepararme mi primera comida, dormir mi primera noche y al otro día continuare la mudanza. En mi primera comida sentado en el comedor me doy cuenta que voy a necesitar otra lampara encima del comedor para balancear la iluminación sobre la mesa. Mi impulso es empujar el comedor más hacía el acceso para darle más espacio a la zona de estar. Tendré que presentar el sillón, que no suelo usar mucho, para ver si se siente apretado en el espacio asignado zona de estar. La mesa de comedor no me la imagine tan larga pero me emociona la idea de invitar a amigos a cenar así es que ahora abarca más espacio de lo inicialmente imaginado. En cuanto a la cama, me parece el espacio de recámara más amplío de lo que se percibía durante la obra. Opto por un escritorio relativamente chico. No pienso trabajar mucho en él, tengo mi oficina para el trabajo. Aquí escribiré mi diario, postales a mis amigos y tengo un nicho, una ventana profunda, para leer. Podría vivir con tan sólo estas tres piezas como base. Todo lo demás será para ambientar el espacio. Me paro en una esquina y aprecio el vacío. No quiero saturar el espacio. No quiero vivir en una casa repleta de cosas. !Ahi esta! Me ha regresado la visión de casa en la que me imaginé viviendo, justo en el momento en el que he iniciado viviéndola. Mañana sacaré de cajas lo que vaya necesitando.